martes, 26 de julio de 2011

Seres unicos en lugares mediocres


En el lugar mas inesperado puede surgir una sonrisa, una anécdota que te haga apreciar algo que desconoces.
Las siete de la tarde puede ser una buena hora, rodeada de desconocidos que ni siquiera se dedican miradas.
Al fondo, una chica llora desconsolada, nadie le presta atención, dejan que sus lágrimas salgan sin inmutarse, es diferente.
Quizás fuese el momento, se acercaría y sin preguntarle le cogería la mano y la miraría a los ojos
-          Me llamo Adonay, ¿puedo ayudarte?
La chica asentaría con la cabeza
-          he olvidado mi ropa interior.
Adonay le dedica una sonrisa, y habla dulcemente durante largo rato. La gente ahora si dedica miradas, indiscretas. Mientras, un niño juega con ella, la llama loca y corre dando vueltas, este le sonríe.

La chica, cabizbaja, balbucea unas palabras que por fin logra descifrar
-          no puedo olvidarme, me va a reñir.
Quien nunca se supo, pero algo estaba claro, nadie se enfadaria con ella por eso, y al fin lo comprendio.
Aquella chica sonrío. No tendría ropa interior, pero ha cambio una desconocida le había hecho un regalo inesperado, una de las pulseras que colgaban de su mano, una de las tantas que hacían que cuando Adonay caminase, la música se fundiese con sus pasos.
¿Podía haber algo mas maravilloso?

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