martes, 10 de enero de 2012

no te enamores de la primera chica que te trata bien

...qué curiosa resulta tu inesperada voz en la fría noche. realmente puedo prescindir de ti, me gusta saber que no te interesa en absoluto el polvo de estrellas y que prefieras la poción de agua destilada. enternecerte antes de colgar es lo pero que podías haber hecho. hiere que no seas consciente debido a tu moralidad realista y me crece el ego cuando no siento lo mismo.

reconozco mi envidia y mis celos, eso no me hace más fuerte pero me hace estar atenta. enciendes mi áuspex y me dejas libre... pero esas son mis cadenas y si pesan y hacen un ruido ensordecedor lo siento pero son las mías, es mi culpa y yo ya me desharé de ellas cómo mejor sepa.

no sé si he tenido que llevar o conducir otro coches para poder apreciar mi estimado y anticuado bmw aerodinámico de súper-lujo... pero aún y así deseo tu perdición. el demonio reina el caos y tengo todavía el corazón y los pulmones teñidos de negro. con tu aire sucio y cargado. con tu aire pedante y sombrío.


no quiero verte a ti tampoco. no deseo tu amor ni que me llames ni que me esperes ni que me busques entre el cinturón de orión. únicamente déjame libre maldita sea, como lo hizo la sirena con su estúpido alquiler para dos. aquí sólo entro yo. mi YO es demasiado grande como para cobijarte a tí también. encuentra otro cielo, otra estrella y otro planeta pues aquí... sólo conducimos solos.

Maldicion! otra vez diez de enero...

Me gusta que nos enfademos querido, pues eso hace que me de cuenta de lo importante que eres para mi.
Te gusta que me ria de mis propias bromas, esas que solo me hacen gracia a mi misma, y te fascina mi animadversión por las cifras, porque sabes que en realidad lo que me apasiona es el olor de las flores. Tú jamás me entendiste…
Me dibujaste gris, pero nunca has comprendido los colores. Aunque si mi sonrisa… más que a la de ninguna otra. Yo la pintaré color café, hoy preferiré té. Gracias.
Tu único consuelo será abrazarme en nuestros recuerdos, donde el mañana es hoy, y el latido del reloj marca dos días de atraso. Sabes que nada quedo del ayer, el ahora vela por nosotros y el mañana solo existe en nuestra imaginación.
Mis frías manos no son un estado temporal debido a la llegada del invierno. Eso lo explica todo, aunque tu serás incapaz de percibirlo, igual que el bello sonido de las hojas precipitándose al vacío con la llegada del otoño… nunca le diste importancia.
Alguna vez escuchaste el mar?  Estaré esperándote entonces en el interior de las caracolas! creerás oír mi voz en el rugir del viento, sabrás que estoy escondida en alguna parte, en las flores… en algún rincón pequeño e insignificante, en los tacones que suenan pasada la media noche...
No, Para entonces aun no te habrás vuelto loco, y seguirás buscándome incansable. Pero nunca supiste donde.
Cuando hayas detenido el tiempo y alineados los astros con mi ombligo, el mejor de los sabios aparecerá ante tus ojos, para desvelarte mi secreto. Tendrás que apostar tu cordura si quieres bailar conmigo esta noche.
          - guardas muchos secretos…- dijo el sabio sonriendo. –pero ninguno tan bello como el de ella.
Tu mirada se ilumino, te hizo prisionero de sus palabras. Sabia como usarlas, se escapaban entre sus labios sin esfuerzo.
Empezaba a gustarte mi realidad, y seguro de ti mismo le regalaste tu cordura. Y es que… nunca supiste jugar…
- La podrás ver caminando descalza bajo la atenta mirada de la luna. Parece que el silencio le susurre. Mientras con los ojos rojos se tambaleaba de un lado al otro de la calle escupiéndole palabras y desprendiendo humo denso, ebria de sueños, amante de las mejores esencias. Solo una silueta en la noche, un sucio boceto….algo que solo existe en tu mente, en los sueños. Caballero, ese es el secreto que guarda la joven, que a su vez es el mio… - levantó sutilmente una ceja y le concedió una mirada desafiante. – Viste? Ahora ya nunca podrás ser como yo….estupido soñador! 
- De buena tinta se que debería estar apenado por la perdida de mi cordura, pero en esta realidad eso no importa. Le compadezco…usted nunca podrá bailar con ella. Sí...todos tenemos secretos…