lunes, 21 de mayo de 2012

Guarda silencio ahora, o calla para siempre


Elegí perder mí tiempo dedicando palabras a una figura que tal vez solo existió en mi imaginación. De sus labios, hipócritas frases seguramente decoradas por el sonido de las letras al juntarse.
No te preocupes…solo será un paseo, hacia lo que pudiera ser un recuerdo.
Inspiración sobre las flores, bajo el cielo azul donde este día acabara siendo la densa sombra de la noche. No ha salido la luna y las estrellas se limitaran a tu escasa imaginación, simuladas por farolas que destellan y luchan por seguir encendidas bajo la atenta mirada de un lector despistado.
Éste tras su vieja ventana, con una copa en la mano, borracho de amor y odio.
¿Decidiste desviar tu atención? Siempre fue sencillo para quien no quiere oír hablar de lo que se debe.
Yace aquí tu imperecedero deseo, aunque seguramente no comprendas el sentido del destino, al igual que yo no comprendo las matemáticas. Cabe la posibilidad de que mis palabras nunca lleguen a sonar en tu mente, entrelazadas con el sonido de mi voz, con un ritmo suave. Igual que también puede nuevamente salir el sol. Decidí perder mi tiempo.
Hubiese vendido mi poca cordura a cualquiera, diciendo jamás.  Pues parecías tan firme y racional…Pasé por alto entonces, a placer, la naturaleza del hombre. Descrita previamente por el ilustre Señor Hesse, en su tratado. No te inquietes, era consciente de tu desconocimiento sobre mis amados autores.
Pensé que me invadiría la tristeza al posar mis pensamientos sobre un nenúfar, pero tan solo encontré el rastro que dejo Don Caracol hace ya varios días. Siguiendo su vaivén, hallé tu rincón de la desidia, habitado por millones de números y placeres insanos que golpeaban mis sueños. ¿Y tú quisiste ser mi maestro? Posiblemente la creación de un mundo paralelo fuese una realidad poco probable, pero con ello solo alimenté los corazones de aquellos que quisieron escucharme. Confieso que siempre me apasionaron los cuentos, porque en ellos encontramos las mejores esencias.
Se te olvido acaso quien soy, de donde vengo y que me dirijo en la correcta dirección en la que debo dirigirme. Pero siempre me respondió tu enorme silencio. Tal vez te invada la indiferencia, lo cual seria tremendamiente  positivo en un futuro esclarecedor, te ahorrara el tres coma catorce por ciento de posibilidades de arrepentirte de alguna cuestión, para ti, superflua. Aunque realmente para el ser racional sea un factor determinante, en cuanto a flores me refiero.
He aquí la novela sostenida entre las firmes manos de un despistado lector. ¿Cuándo decidiste volver a desviar tu atención?